Katherine Cordero
Un día como cualquier otro nos levantamos y sabemos que este día debemos ir al trabajo y cumplir con las distintas obligaciones de la rutina diaria.
Pero el 11 de marzo de 2011 los habiantes de la costa del Pacifico en Japón salieron de su rutina diaria debido a un fuerte terremoto en escala de 9.0 que sacudio la ciudad provocando luego un tsunami. Pero no solo esto sino que la magnitud del terremoto y el posterior tsunami causaron graves daños en la planta nuclear de Fukushima causando la liberación de material radioactivo a la atmosfera. Pero el desastre no se detiene pues en Indonesia el volcán Karangetang en las Islas Celebes entró en erupción a consecuencia del terremoto inicial.
La NASA con ayuda de imágenes satelitales ha podido comprobar que el movimiento telúrico pudo haber movido la Isla Japonesa aproximadamente 2,4 metros, y alteró el eje terrestre en aproximadamente 10 centímetros, lo que en principio no nos parece nada catastrofico pero ciertamente puede provocar grandes cambios en el clima mundial.
Existen infinidades de teorias que intentan explicar que una fuerza superior llamese Dios o Madre Naturaleza, es lo que en realidad provoca estos catastroficos sucesos y por supuesto la ciencia siempre tiene una explicación, según Servicio Geológico de Estados Unidos el terremoto ocurrió a debido a un desplazamiento en proximidades de la zona de la interfase entre placas de subducción entre la placa del Pacífico y la placa Norteamericana. En la latitud en que ocurrió este terremoto, la placa del Pacífico se desplaza en dirección oeste con respecto a la placa Norteamericana a una velocidad de 83 mm/año. La placa del Pacífico se mete debajo de Japón en la fosa de Japón, y se hunde en dirección oeste debajo de Asia.
Para los religiosos esa es pura palabrería ya que ellos hablan de la Segunda Venida del señor Jesús: Mateo 24: 21"Porque habrá entonces una gran tribulación, como nunca hubo desde el principio del mundo, ni habrá después.” Otro pasaje de la biblia señala: Lucas 21:11 : “en diferentes lugares habrá grandes terremotos, hambres y enfermedades, y en el cielo se verán cosas espantosas y grandes señales”. Estos y otros pasajes de la biblia avalan que antes de la segunda visita del hijo de Dios a la tierra habrá grandes desastres que no se podrán comparar con otros y que la tribulación alcanzara a todos los seres humanos hasta que se arrepientan.
Como esta teoría también se encuentran los que creen en las interpretaciones modernas de las Profecías Mayas que nos hablan de los distintos ciclos terrestres y como la tierra se va renovando destruyendo a todo ser viviente para iniciar una nueva humanidad
Se dice que entre el año 1995 y el 2012 la humanidad recibirá la luz del conocimiento desde el corazón de la galaxia. Dicen que esto sucederá cuando los seres humanos despierten sus cuerpos de luz y trasciendan sus sombras. Así, es posible recibir la luz del conocimiento y llegar a ser seres luminosos. El cuerpo dormido de la humanidad debe despertar. Ésta es la razón por la que, desde hace algún tiempo, han comenzado a volver mayas del tiempo del esplendor de su pueblo a entregarnos las claves que harán efectivo ese despertar, entregándonos su antiguo conocimiento secreto. Estos conocimientos sagrados nos prepararán para la edad de Itza, una edad de conocimiento, que dicen comenzará a finales del año 2012.
Muchos incluso han estado preparándose desde hace años con provisiones, refugios contra toda clase de ataques meteorológicos y extraterrestres y tienen marcado en su calendario el día final de la humanidad.
¿Qué debemos creer? Eso ya es decisión de cada uno, lo cierto es que existen numerosas explicaciones y muchas cosas en que creer, pero al final lo importante es que estas cosas en que creemos causen un movimiento positivo en la vida del ser humano, porque independientemente de que seamos ateos, científicos, creyente de los mayas o cristianos sabemos que el hombre por muchos años le ha dado la espalda a su responsabilidad en cuanto al inminente cambio climático, y ya va siendo hora de que todos digamos “presente” y ayudemos a que nuestro planeta sea un lugar agradable y habitable.
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